Cuando te invitamos a descubrir un cigarral de leyenda, no es sólo un decir. Vamos a remontarnos hasta el siglo XI para conocer en profundidad la leyenda de los cigarrales toledanos y de nuestro cigarral, El Ángel Custodio.
Para empezar, nos preguntamos: ¿De dónde procede la palabra “Cigarral”?
Aunque la RAE considera que deriva de la palabra “cigarra”, ese insecto tan ruidoso en las noches de verano, existen diversas teorías sobre el origen del término “Cigarral”. Por ejemplo, algunos piensan que proviene de la palabra “guijarral”, ya que el terreno donde se asentaron los cigarrales toledanos era muy pedregoso. Otros, de la palabra árabe “sigiara”, que significa “lugar de manantiales” o incluso, que “cigarral” podría derivar de la palabra “pizarral”.
No se sabe con exactitud cuál es el origen verdadero, pero… ¿con cuál te quedarías?
Aunque no eran Cigarrales como tal, se cree que los cigarrales toledanos tuvieron su origen durante la dominación árabe. El Cigarral Del Santo Ángel Custodio es el más antiguo de los existentes en Toledo y se remonta al siglo XI, cuando el gobernador de Toledo, Abdallah-ben-Abdellazzis, hizo levantar su palacio de verano sobre los restos de una palestra romana.
Alrededor del año 1000 se celebró una boda real en el mismo lugar en que nos encontramos ahora, entonces conocido como Valle de Agalén. No se recordaba en la ciudad de Toledo un banquete nupcial de semejante fastuosidad. Todo era espectáculo de exuberante belleza y esplendor.
Cuenta la leyenda, que una vez terminado el banquete, lujosas barcas se aproximaron surcando el río Tajo y con una gran red, sacaron maravillosos tesoros del fondo del río y que el Rey, con sus propias manos, lo repartió entre sus invitados como regalo de boda y señal del amor que profesaba a su esposa. Y así llegó hasta nuestros días «La Leyenda de la Pesca del Oro».
¿Os imagináis cómo terminó aquel tesoro en el fondo del río Tajo?
Ya hemos hablado del origen árabe de los cigarrales toledanos; sin embargo, los cigarrales, tal y como los conocemos ahora, fueron construidos a lo largo de los siglos XV, XVI Y XVII. Finalizada la Reconquista, desaparecieron los cuantiosos gastos que esta originaba y la aristocracia toledana, comenzó a construir casas estivales al otro lado del río. Lugares tranquilos, frescos, alejados del bullicio de la ciudad y el calor del verano toledano.
También en esta época, comienzan a destacar como lugares ricos en vegetación. Debido al alto coste que suponía mantener estas fincas, empezaron a cultivarse árboles frutales. Vendiendo los frutos, ingresarían algún dinero para hacer frente a los gastos y continuar disfrutando de la vida, al otro lado del río.
Tras pertenecer al Marqués de Villena, en el siglo XVI, el Cigarral pasó a ser propiedad del Cardenal de Toledo D.Bernardo de Sandoval y Rojas, que convirtió este lugar en un punto de reunión de artistas, poetas y hombres destacados en las letras y en las ciencias como Tirso de Molina o Lope de Vega, entre otros. De hecho, Tirso de Molina dedicó todo un libro a hablar de nuestros míticos cigarrales. En la imagen podéis ver una edición de 1630 de su obra, Los Cigarrales Toledanos.
El Cardenal de Toledo D. Bernardo de Sandoval y Rojas, de quien hablamos la semana pasada, donó parte de la finca a la Orden Religiosa de los Capuchinos de San Francisco, que fundaron aquí, en 1611, uno de sus principales monasterios.
En 1631 encargaron al arquitecto y escultor español, Juan Bautista Monegro, Maestro Mayor del Alcázar y la Catedral de Toledo, la construcción de la capilla conventual dedicada al Santo Ángel Custodio.
Cuando los capuchinos se mudan en tiempos del Cardenal Moscoso a las cercanías del Alcázar, el cigarral se convierte en residencia privada. Se sabe que su propietario en 1869 era Manuel María Herreros. Las primeras fotografías del cigarral datan de finales del siglo XIX y principios del XX, con un aspecto muy diferente del actual.
A mediados de siglo, el cigarral fue adquirido por la destacada poetisa Fina de Calderón, quien lo convirtió de nuevo en lugar de referencia nacional e internacional para el encuentro de poetas y actividades literarias y culturales.
En esta época, se trasladó a la entrada principal la formidable portada renacentista típicamente toledana -de frontispicio de vuelta redonda- procedente del Palacio de Munárriz que estaba siendo desmantelado y cuyas columnas acabaron en París.
Aquí podéis ver fotografías del Cigarral del Ángel Custodio en aquella época.
Y así llegamos a la época actual, donde la historia del cigarral se convierte en presente y el Ángel alcanza su mayor esplendor de la mano de Seguros Soliss, que adquirió el cigarral en los años 90, llevando a cabo la costosa y formidable rehabilitación de la ermita y por encima de todo, creando y manteniendo los extensos jardines que rodean todo el complejo histórico del cigarral.
Y esta es la historia del Cigarral del Ángel Custodio, sólo un resumen, una pincelada. Ven al Cigarral del Ángel Custodio. Visita y descubre este lugar histórico, único, de ensueño…
¡Descubre un cigarral de leyenda!
Si queréis conocer más detalles sobre el Cigarral del Ángel Custodio y mucho más, no dejéis de visitar el fascinante blog Toledo Olvidado